domingo, 18 de febrero de 2007

La vida en un segundo

coche talegado

Pues va a ser verdad eso que dicen que cuando te las ves muy putas puedes llegar a pensar mil cosas en un segundo. Y así fue cuando perdió el control de su coche; supo que tenía tan pocas posibilidades de salir vivo de allí como de dar negativo en un control de alcoholemia. Tras las vueltas de campana y cuando el coche paró del revés, vio que había vencido a la estadística. Un pequeño desmayo, y -¡madre mía!, cómo salgo yo de aquí?. Qué había pasado, todo estaba donde no debía. Se puso a buscar ese maldito teléfono que apenas tenía batería para pedir ayuda: -Alicia, ven al campo de Paco por la carretera, es urgente- y el teléfono se apagó.


Buscó entonces la manera de salir de aquél montón de chatarra, las puertas no se abrían y únicamente había quedado intacto el cristal de una ventanilla(la del conductor) la rompió a patadas y salió arrastras de aquél infierno.


Una vez fuera y tendido en el camino de tierra valoró la situación y sintió un terrible dolor de cabeza y observó mucha sangre en su camisa, sin conocer su origen. Buscó y lo encontró; era la mano, la cual apretó fuertemente hasta llegar a Urgencias.


Alicia llegó y llamó a Pedro. Lo peor había pasado y se descubría que todo había sido un susto, un juego con la muerte y un inconsciente desafió a la vida propia y la de los que cuando salió de Urgencias estaban allí esperando angustiados.


Todo el mundo del miedo pasó por su cabeza esa noche en la que el cinturón le salvó la vida y él no debía haber sido el conductor. A la mañana siguiente comprendió mucho más el valor de la vida y pensó en las consecuencias que llegarían. Dedujo dos cosas: ella no había tenido la culpa y él supo que tenía que cambiar aunque solo fuera por ellos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando la persona que amas te expresa su angustia en décimas de segundo y tú no estás para ayudarle sientes que se te acaba el mundo, o peor todavía, que empieza el mundo sin él. La angustia es absorbida por tu cuerpo, te invade y no acaba hasta tenerle cerca, hasta saber que el sufrimiento es fruto de su excitación, inconsciencia a la que está sometido. Tú sabes que podrías haberlo evitado, pero ya es demasiado tarde, ahora solo queda empezar de nuevo alargando tu mano para volver a encaminar un sentimiento perdido, para levantar del suelo a una vida, porque esas décimas de segundo se han llevado gran parte de ella. No hay que sentirse débil ante las adversidades solo plantarles cara y dar gracias por que no haya sido peor y se hubiera llevado la mitad de tu vida, parte de ti...

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

lo ves? te lo advertia

Tomás Miralles dijo...

¿nos conocemos?, dame alguna pista...

Anónimo dijo...

mucho, nos conociamos mucho