Domingo con mayúsculas
Ahora mismo debería estar aterrizando en Puerto Plata ( República Dominicana) y prepararme para disfrutar de una semana de vacaciones, pero la Seguridad Social lleva secuestrada a mi abuela desde el sábado pasado por una supuesta apendicitis que parece ser que sólo era un atracón de migas ruleras ( nada recomendables para una persona de 89 años, con estreñimiento crónico e hipertensa). Viaje cancelado y la abuela roncando en el hospital.
Me quedo con una semana de camping en Mazarrón con los amigos; semana, que a toro pasado, me parece poco. Contaba con el gran viaje, contaba con emociones, contaba con otro verano.
Metido en casa, desganado y sin intención de salir. Lo único que promete, es el episodio de los Simpsons, porque los de Aída son repetidos ( Qué ganas tengo de que empiece la nueva temporada) y La Rosa de los Vientos está de vacaciones. Y para colmo este tiempo otoñal que lleva acompañándome todo el fin de semana me recuerda a esos domingos de finales de verano cuando la vuelta al cole era inminente.
El caso es que la vuelta al cole no va a volver- valga la redundancia-. ( el octavo en la lista de espera de Publicidad en la Universidad de Alicante).
Así que hoy es un domingo en toda regla, sólo me falta la lluvia para salir a la calle y sentir el olor a tierra mojada y a césped recién cortado ( ventajas de vivir en el campo). Desquiciado del verano, doy por agotadas mis esperanzas de vacaciones y emociones estivales y espero con ansias el frío para que me someta a la rutina del invierno y me ponga en mi sitio.
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